DIDACTICA EN SITUACIONES INTERCULTURALES

2 de diciembre de 2010

EVALUAR EL APRENDIZAJE EN UNA ENSEÑANZA CENTRADA EN COMPETENCIAS.

El discurso actual de reforma propone el concepto de competencias, aunque es un concepto que  tiene múltiples interpretaciones, la idea de competencia conlleva saber y saber hacer, teoría y practica, conocimiento y acción, reflexión y acción. En la práctica, el discurso de las competencias refuerza la importancia de los métodos y deja de lado  otros elementos constitutivos del proceso  educativo.
En educación no se puede hablar de las competencias de modo independiente de los procesos de enseñanza y de aprendizaje y también cabe mencionar que las competencias no sustituyen al conocimiento, el cambio consiste en pasar del conocimiento como simple contemplación al conocimiento como operación.

A falta de ideas educativas y de debates, a falta de una clarificación del marco conceptual que de sentido y facilite la comprensión de lo que se propone en el ámbito educativo, existen listados de competencias para la programación  y listados de criterios para evaluarla, aunque mas apropiado seria hablar de criterios para medirlas con la precisión matemática necesaria que facilite la comparación entre los resultados mediante una nota o calificación.
Se pretende dar mayor protagonismo al estudiante en su formación, fomentar el trabajo colaborativo, organizar la enseñanza en función de las competencias que se deben adquirir, potenciar la adquisición de herramientas de aprendizaje autónomo y permanente.

La educación por competencias lleva a un sistema cerrado expresado en una retorica que sugiere e invita a pensar en un sistema abierto. Crea la sensación de una visión amplia y abierta de la educación, pero ofrece como soporte una estructura cerrada, ilimitada. Se puede decir que hay buenas ideas en su expresión, pero no podemos asegurar que esas mismas ideas aseguren una mejora del sistema de enseñanza y de aprendizaje, ni que constituyan un progreso por si mismas.
El cambio se produce en la sociedad llamada metafóricamente del conocimiento, cuando debería llamarse mas propiamente de las TIC, es decir de las nuevas Tecnologías de la Información y comunicación o de lo que ellas representan. Lo que importa es la proyección hacia la práctica, proyección utilitaria que en las interpretaciones implícitas viene a resultar función económica y laboral. Con tal fin hay que demostrar el conocimiento adquirido, mediante la capacitación explicita, que es el enfoque de competencias.

La impresión que dan las nuevas formas de hablar de educación por competencias es que se cambian las palabras, aparece una nueva retorica, se crea la necesidad de decir algo que suene a nuevo cuidándose mucho de no recordar tiempos pasados cuando entre los primeros curricularistas proponían copiar los objetivos educativos.

El enfoque por competencias tiene una inspiración pragmática, desarrollada en contextos de formación profesional, se propone preparar a profesionales para actuar con eficiencia ante situaciones diversas, en las que tendrán que poner en práctica sus conocimientos, sus habilidades, sus experiencias.
Si la competencia lleva ligada una acción concreta para comprobar si se alcanza o no, la evaluación igualmente ira ligada a acciones concretas que comprueben objetivamente y de un modo demostrable las competencias adquiridas.

En el momento en el que hay que evaluar con intención formativa el aprendizaje del alumno, podremos comprobar que las competencias no son solo realizaciones, no son solo demostraciones empíricas que se ejecutan a través de acciones concretas, que se reducen a su aplicación. Limitar la capacidad del sujeto a aprender lo dado, lo aplicable, es limitar la propia competencia cognitiva de los sujetos. El alumno aprende más de lo que el profesor  enseña, y no todo lo que el alumno aprende es reducible a una ejecución o realización o a una evidencia inmediata, comprobable, demostrable, en la inmediatez del aula. Lo importante será la observación, el análisis y la valoración de las producciones de los alumnos. Para actuar coherentemente, la evaluación debe estar integrada en el proceso de aprendizaje y debe integrarse en el desarrollo de la competencia.

La evaluación debe ser siempre  dialogo, el profesor debe mostrarse siempre dispuesto a la negociación y al dialogo con los alumnos. El cambio sugiere o propone que el alumno sea el centro de todo el proceso. En el momento de la evaluación los profesores deben valorar la aplicación de las competencias, deben recoger evidencias de aprendizaje y deben asignarles notas o calificaciones en una escala borrosa y convencional, después de haber corregido tareas, trabajos o exámenes que consideren convenientes.

Solemos asociar la evaluación a exámenes y a notas, a verificar lo aprendido; ahora bien, esta concepción de la evaluación hace ya tiempo que está sujeta a revisión; ahora se habla además de evaluar para ayudar a aprender. El concepto de evaluación formativa nos recuerda que el aprendizaje depende del conocimiento de los resultados en un tiempo y en una situación en el que este conocimiento puede ser utilizado para corregir los propios errores  y  su eficacia depende en buena medida de la calidad de los comentarios recibidos.

Una competencia puede requerir de la comprensión de varios conceptos para poder consolidarse, por lo tanto el concepto se evalúa desde sus niveles de comprensión, esto es desde la capacidad para comunicarse, argumentar y aplicar, y la  competencia académica desde la capacidad de fundamentar  un saber hacer en un contexto especifico.



BIBLIOGRAFIA.
GIMENO Sacristán, José. Comp. (2009). Educar por competencias ¿Que hay de nuevo? Ediciones Morata.

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